domingo, 6 de febrero de 2011

las pasiones

¡Oh! Tú que has sido elevado con el Taqwa (Temor de Allah), no vendas dicha honra por la humillación de la desobediencia. Resiste la tentación de sucumbir al fuego de tus deseos aunque te resulte difícil y doloroso. Y has de saber que si tu paciencia se mantiene firme hasta el final, habrás dominado y lo podrás decir; pues habrás alcanzado el grado de aquel que jura por Allah y ve su juramento cumplido.

Pues si no fuera por su paciencia, Omar no habría podido recorrer la tierra con su bastón. Y de no ser por la decisión de Anas Ibn Nadr de no sucumbir a sus deseos, y has oído hablar de su gran firmeza y resolución cuando dijo: "Si Allah hace que participe en una batalla, verá de lo que soy capaz"; llegó el día de Uhud en el que luchó hasta la muerte no pudiendo ser reconocido más que por sus dedos.


De no ser por la decición de Anas, no habría sido complacido el día en que juró, "Por Allah que nadie romperá el diente de Ar-rubayy".

¡Por Allah!, prueba la dulzura que otorga el abandono de lo ílicito; pues es un árbol cuyo fruto es la dignidad en esta vida y el honor en la Otra. Cuando el fuego de tus deseos se intensifique, alza tus ruegos a Aquel que todo lo posee y dí, "La paciencia ha llegado a su fin en este año de sequía intensa, concédeme pues, un año de cosechas y alivio".
¡Por Allah!, piensa en aquel que ha dedicado gran parte de su existencia a la adoración y obediencia y como al ser tentado en el último momento, ha visto su barco chocar contra las rocas y hundirse cuando ya debía alcanzar la orilla. ¡Perezca esta vida, incluso el Paraíso!, si el precio que se ha de pagar para alcanzarlos es la desobediencia al Amado.

El común de las gentes es conocido por su nombre y el de su padre, pero las personas de valor, son conocidas por sus sobrenombres más que por sus nombres.


Dime pues, ¿Quién eres tú?, ¿Qué has hecho? Y ¿qué grado has alcanzado?; ¡Oh! Tú que no resistes ni un instante a dejarte llevar por tus pasiones... ¿Sabes quién es un hombre? Un hombre es aquel que aun teniendo todas las facilidades para alcanzar lo que ansiaba con todas sus fuerzas, ve desvanecer sus deseos cuando recuerda a su Señor y se avergüenza del hecho de haber pensado lo que Le desagrada.

No dejas por Él más que aquello que no deseas, aquello que no satisface tus deseos o quizás lo que no logras alcanzar.


Si...ciertamente así es como actúas. Si das limosna, ofreces lo que no te sirve o lo haces para recibir elogios... ¡Ay de ti!...¡Ay de ti! No lograrás Su cercanía hasta que actues con sinceridad... Hasta que te esfuerces por hacer el bien, abandones lo ílicito, seas paciente ante la adversidad y tengas siempre presente que eres un obrero y que tu jornada no ha finalizado. Si eres de los que aman, verás cuán poco valor tiene todo esto en comparación con la complacencia de tu Amado contigo.


Y no me dirijo al tercero...

Ibn Al-Yauzi


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